¿Que pasa? Soy Blaine. Soy un cocinero de línea de corazón y humanitario por diseño y me encantaría contarles una historia...

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Me encanta la industria de los restaurantes y, como muchos han experimentado, pasé por una fase de agotamiento. La cocina ha sido mi mundo durante muchos años como sous chef en Carver Brewing Company y El Moro Spirits & Tavern. Ser sous chef significa que eres el respaldo del chef ejecutivo y... ¡oh, sí, de todos! Mis semanas de trabajo excedieron las 70 horas (no requerido por los empleadores) y mi teléfono sonaba constantemente con el trabajo, excepto por algunas horas maravillosas entre las 12 am y las 4 am. 

 

No debe de sorprender nos que esta forma de vida se haya producido a expensas de mi vida personal y de mis relaciones. Mientras que la comunicación abierta en el lugar de trabajo era algo de lo que me enorgullecía, en casa era otra historia... 

 

Un julio, mi pareja de cuatro años me preguntó si podíamos "hablar"  Le sugerí que habláramos cuando el trabajo disminuyera. Bueno, se fue en septiembre y no la habría culpado si se hubiera ido antes por la forma en que estaba actuando. A veces, no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes.

 

En el pasado, y también hoy, ha habido una aura el la en la actualidad, ha habido un aura en la industria de que ayudarse a sí mismo puede verse como una debilidad. Hablar de emociones no es masculino. Simplemente baje la cabeza y cocine la comida. Estaba quemado por la presión de tener que estar a cargo de... todo. Claro, estaba ganando dinero decente pero a costa de mi salud física y mental. Hice un intento a medias de asesoramiento, pero no tenían una vacante durante dos meses. Entonces, a la botella fue. 

 

En algún lugar dentro de mí se estaba formando una idea. Un antiguo compañero de trabajo, John Rowe, estaba obteniendo un título en trabajo social, y cuando perdimos a uno de nuestros chefs de preparación por una sobredosis, presioné a John: "Cuando te gradúes... terapia para chefs , hombre".  

 

Mientras tanto, recurrí a la medicación de los chefs de todo el mundo: el alcohol. Golpeé la botella bastante fuerte, adormeciéndome hasta que no pude sentir de ninguna manera: feliz, enojado o triste. 

 

Sabiendo que algo tenía que cambiar, puse un aviso en el trabajo para tomar un puesto de estudio y trabajo en un Farm to Table de Wisconsin. Antes de comenzar el puesto, tuve una última noche en un concierto con mi primo antes de "limpiar". La noche terminó en un accidente de bicicleta borracho en el que se rompió el cráneo. Me arrestaron por llevar una bolsa vacía de sustancia y esperar en la cárcel con la sangre de mi primo hasta los codos. Me preguntaba si todavía estaba vivo (lo estaba, afortunadamente). Una vez fuera, enfrentando entre 6 y 20 años de cárcel, estaba seguro de que ya no tenía el puesto en Wisconsin.

 

Un increíble chef y mentor en Farm to Table me animó a seguir viniendo a trabajar, aunque fui con unos días de retraso. Para dar un poco más de contexto, este mismo verano, la estrella del rock culinario Anthony Bourdain se suicidó y los chefs de todo el mundo estaban de duelo por la muerte de su héroe, incluyéndome a mi. En Wisconsin, obtuve el asesoramiento que tanto necesitaba y estuve sobrio durante 47 días. Ese chef nos asignó un proyecto: ¿Cómo se salva el mundo?

 

Después de una avería en en mi pared, llegué a la conclusión de que comienza con el individuo, y ¿por qué no comenzar con la industria de la hospitalidad? La industria que está en el negocio de cuidar a los demás. Con excelente comida, bebida y ambiente, creamos una experiencia que puede mejorar el día de cualquier persona. Pero no se puede negar el desafío que esto presenta, ya que en este campo abundan desde hace tiempo de agotamiento, adicciones y abuso de sustancias.

 

Al final de ese verano, John se acercó a mí y me dijo: “Hagámoslo. Escribamos el próximo capítulo y comencemos a hacer cambios significativos en la salud mental y física de los trabajadores de restaurantes”. Comenzamos con grupos de apoyo en Durango, una ciudad con restaurantes per cápita astronómicos, donde había trabajado durante años en cocinas y ya conocía a muchas de las personas y sus luchas en nuestra industria local de restaurantes.

 

Establecimos In the Weeds, pensando que podría tomar una década afectar esta industria mundial, una tarea nada menos que mover montañas. Como un lado positivo de la pandemia, el COVID catalizó un cambio cultural a medida que los trabajadores de todas las industrias se dieron cuenta de cómo las tensiones de su(s) trabajo(s) pueden causar estragos en la mente, el cuerpo y el alma. ¡Aplicamos para el estado sin fines de lucro antes de COVID, nos aprobaron solo un mes después del primer cierre y obtuvimos fondos casi de inmediato! ¡No teníamos idea de que estaríamos en las profundidades de esto tan pronto!

 

Y, sin embargo, mientras trato a tientas de poner un dedo en un pulso en constante movimiento, estoy muy agradecido de estar donde estamos. Nos hemos posicionado para apoyar a todos los trabajadores de la industria de servicios, desde la parte trasera de la casa hasta la parte delantera de la casa, desde el empleado de nivel inicial hasta el propietario. Continuaremos facilitando la satisfacción de sus necesidades en la búsqueda de una vida sostenible, feliz y equilibrada. 

 

El mundo entero está actualmente en flujo. Ayúdenos a continuar con este impulso positivo en la industria de servicios mientras tengamos la oportunidad. 

 

“Para que el mundo vea que podemos cambiarlo a mejor, y para que veamos que podemos cambiar dentro de nosotros mismos.” 

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  –  Blaine Bailey

 

In the Weeds es una organización sin fines de lucro 501(c)3 registrada y nuestra misión es brindar apoyo al personal dentro de la industria hotelera y crear una comunidad de restaurantes sostenible.